Después de tomar un rato el aire – un rato un tanto largo- y de explicar y aclarar qué es literatura, cabe responder a la pregunta: Todo lo que no sea literatura, ¿qué es?
Es el momento de introducir nuevos términos a los apuntes. Uno de ellos es la palabra paraliteratura.
Etimológicamente, paraliteratura significa al lado de la literatura. Se caracteriza por tener una función previa a la expresiva y poética, aunque no por ello no debe tener estas funciones. En un comienzo, éstas forman parte del medio para conseguir su función primera. Además otra característica propia es la falta de ficción. Igual que en la literatura comentamos en la anterior entrada que era necesario la ficción (algún aspecto como diálogos, descripciones…), en la paraliteratura no es necesaria. Un ejemplo que se dio en clase fue El Diario de Ana Frank: la primera función que tuvo al escribir los diarios no era la de mostrar el arte y hacer sentir al lector unos sentimientos, sino que sólo la interesaba relatar lo que ocurría a su alrededor. En cuanto a la ficción, todo lo que narra parece ser que ocurrió, aunque desde el punto de vista de una niña.
Otro término que hay que poner al lado de literatura, aunque su nombre no implique ello, es la subliteratura. Ésta no involucra ningún listado de funciones, ni la existencia de la ficción o la intención de mostrar arte, sino que sus únicos intereses se engloban en la palabra marketing. Es decir, sólo se basa en el intento de vender los máximos ejemplares posibles para una mayor ganancia y así, hacerse conocer para volver a vender más. Se introduce en este apartado a toda la “literatura” de principios del siglo XX en la que se puso de moda la ciencia ficción, de tal manera que surgieron como hongos después de un día de lluvia escritores de novelas de ciencia ficción.
Debemos destacar el nombre del italiano Umberto Eco (Catedrático de semiótica y escritor) quien, y como muchos otros, veía un ápice de infravaloración al llamarse así – por debajo de la literatura- de tal manera que buscó algún término que no sonara tan inferior. ¿Qué puedo opinar de ello? Hombre, desde mi punto de vista alguien que intenta escribir algo con único interés de ganar dinero a través de la literatura no se puede comparar con por ejemplo Miguel Hernández – aunque el hombre no tuvo mucho tiempo para escribir. De tal manera que la subliteratura pasó a llamarse Best- Seller.
La línea entre subliteratura y literatura propiamente dicha es muy fina, tanto que en muchas ocasiones no se sabe exactamente cómo “etiquetar” una obra. A primera vista, sobre todo en el momento en que vivimos en el que los libros se hacen como churros, la primera intencionalidad es muy difícil encontrar. Un ejemplo muy claro son las novelas románticas: tienen prácticamente todas la misma estructura, con personajes con caracteres muy similares, mismos finales… y sinceramente no creo que aporte nada más que un buen rato leyendo una novela. En cuanto a otros aún no se sabe en qué lado de la línea se encuentran, como puede ser Harry Potter. Al comienzo Rowling es posible que comenzara a escribir como una buena idea, pero una vez que descubrió el cofre de oro, siguió escribiendo hasta siete novelas.
Otras muchas obras no se pueden clasificar ya que su propósito principal no se conoce o no se muestra en la obra.
Hasta aquí nos quedamos con la introducción de Literatura y sus distinciones entre subliteratura y paraliteratura.
Próximamente, la Literatura Infantil y su historia.