No fue hasta principios del siglo XX cuando aparece el concepto de Literatura Infantil, pero previamente existía la “literatura didáctica” pensada y escrita para educar unos determinados valores. En estos cuentos estaban hechos por los adultos con el fin de educar desde su punto de vista y sus necesidades de tal manera que estaba enfocado para que los niños aprendieran algo y no por el mero entretenimiento. Algunos ejemplos de ello puede ser Caperucita Roja cuyo valor es no desobedecer a la madre, o Pinocho, no mentir. Esto no explica que esta literatura tenga moraleja ya que ésta debe estar escrita.
A finales del siglo XIX destacó entre la población un hombre cuyo nombre era Saturnino Calleja quien abrió una editorial y comenzó a editar libros para niños.
En aquella época los libros eran muy caros y por ello se le ocurrió una idea para venderlos más baratos: muy pequeños y con un papel de peor calidad. Cada semana se vendía un libro nuevo.
Aparentemente eran libros folclóricos, pero en realidad tenía contratados autores que los redactaban. Además, estos libros iban destinados a niños que ya tenían conocimientos de lectura.
A parte de estos libros destacados por su precio, también editaba libros más caros los cuales tenían tapa dura, colores más definidos- aunque en el interior eran de peor calidad que en la portada-, mejor calidad del papel, color oro…Estas ediciones eran para gente más adinerada y con un conocimiento mayor de lectura ya que estos niños tenían unos estudios privados.
La literatura infantil debía ser, como decía Calleja y lo que había en aquella época, educación moralizante y pedagógica. Esta moral era cristiana de tal manera que influía en la literatura en el modo que en vede salir un amigo o hadas las que ayudan a los protagonistas, es un ángel de la guarda.
De tal manera, Calleja tenía dos tipos de libros:
- Aquellos que simulan ser cuentos folclóricos, pasados en un tiempo remoto con príncipes y un largo etcétera, pero muy moralizantes.
- Aquellos que están ambientados en la época del momento y realistas.
Estos últimos dan la sensación de realistas, pero sólo tiene la ambientación ya que los personajes que podrían ser identificados por los lectores son planos y sólo evolucionan si les ocurre algo, de tal manera que los lectores no se asemejan a los personajes.
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