Una vez hablado la literatura folclórica en el siglo XVIII, pasamos al siglo XIX. En este siglo hubo un movimiento cultural, político e ideológico que cambió la forma de ver el mundo: el Romanticismo. Este movimiento afectó a muchos aspectos, pero una de las vertientes más importantes y con más influenciados fue la política –aparición de los liberalistas y revolucionarios-.
Al hablar del siglo XIX no se nos puede pasar por alto a los hermanos Grimm -Jacob y Wilhelm –, alemanes que vivieron fuertemente el Romanticismo. Eran unos personajes muy importantes destacados de la filología germánica. El nacionalismo que surgió destaca por el intento de resaltar y proteger el alemán, de ahí que realizaron el diccionario alemán. En un determinado momento, un editor cuyo nombre es irrelevante, les propuso que hicieran una antología de cuentos folclóricos alemanes con intenciones conservacionistas ya que se trataban de una parte de la cultura alemana. El editor vio así una muy buena oportunidad. En un principio los hermanos recapacitaron, pero por alguna desconocida razón aceptaron.
Estuvieron recogiendo historias de todos lados y adquirieron gran cantidad de cuentos como para recopilarlos en un libro. Éste, cuyos cuentos fueron adaptados según ellos creyeron conveniente, se publicó con el nombre de “Cuentos de niños y del hogar”. Estos cuentos no están adaptados, sino que son tal cuales los recopilaron.
Sus ventas fueron muy altas entre jóvenes que sabían leer y profesores para las lecturas en las aulas hasta que se acabó la primera edición, de tal manera que pusieron a la venta la segunda edición (hay que tener en cuenta que en aquella época, las ediciones eran mucho más reducidas que en la actualidad). Debido a sus ventas, se recibió numerosas cartas procedentes de la alta sociedad diciendo que los cuentos no eran muy adecuados para los niños, y se comentó a los Grimm de modificarlos. Éstos se negaron al comienzo, pero finalmente accedieron. Un ejemplo de este cambio lo vemos en Hansel y Gretel: en la primera edición quien les echa de sus casas es su propia madre, pero en la segunda edición en vede ser la madre, es la madrastra. Además se recortan escenas de sexo y violencia, y finalmente sale la tercera edición.
Posteriormente, tras sus análisis – de los cuentos folclóricos- se ven muchas objeciones. Los Grimm publicaron cuentos folclóricos como Caperucita Roja o la Cenicienta como folclore alemán, pero un siglo antes Perrault ya nombraba a Caperucita Roja en territorio francés. De tal manera los hermanos Grimm tuvieron un error base: pensaron que podrían delimitar un folclore tan complejo y limitado como el alemán. Al pasar los cuentos de boca en boca, su expansión puede traspasar fronteras y no distinguirse entre naciones.
El Alemania, había otras personas interesadas en el folclore como Hoffman, quien hizo una recopilación llamada “Cuentos fantásticos”. El cuento más famoso adoptado por él es Cascanueces.
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